viernes, 11 de septiembre de 2009

Acidez y reflujo gastroesofágico

En el estómago hay una gran cantidad de ácido que no produce molestias porque sus paredes están preparadas para soportarlo. Pero si el ácido sube del estómago al esófago, se tiene sensación de ardor porque las paredes del esófago son más sensibles. Esto se llama "reflujo gastroesofágico", que se puede definir como una afección común que a menudo se presenta sin síntomas después de las comidas. En algunas personas, el reflujo se relaciona con problemas del esfínter esofágico inferior, una banda de fibras musculares que generalmente cierran y separan el esófago del estómago. Si el esfínter no se cierra de manera adecuada, los alimentos y líquidos pueden devolverse hacia el esófago y ocasionar los síntomas. Si usted lo padece, puede mejorar los síntomas con algunas medidas generales sencillas que le ofrecemos a continuación…

Medidas posturales

Después de cenar, espere 2 o 3 horas antes de acostarse. Durante este tiempo, si quiere puede beber agua, pero no es recomendable tomar líquidos calientes ni grasos justo antes de ir a dormir.
Después de las comidas evite inclinarse hacia delante o acostarse (siesta).
Alimentación:

Haga comidas poco abundantes y frecuentes, 5 veces al día.
Algunos alimentos y bebidas empeoran los ardores. Evite las grasas (como las carnes rojas, los embutidos, los fritos, la pastelería y la leche o los lácteos no descremados). El chocolate, los picantes, el limón y la naranja ácida también pueden aumentar el ardor de estómago, igual que el café, el té, la menta, las bebidas alcohólicas y las que llevan cola o gas.
Son recomendables las verduras, las papas y las frutas de temporada.
Otras medidas:

Si tiene obesidad, le favorecerá perder peso para reducir la presión sobre el estómago. También es bueno vestirse con ropa que no apriete (incluido el cinturón).
El tabaco empeora el ardor, es mejor dejarlo.
Hay medicamentos que pueden producir reflujo (aspirina, antiinflamatorios, algunas hormonas, pastillas para dormir, etc.). Si toma alguno de estos tratamientos, coméntelo con su médico de cabecera. Puede ser recomendable cambiarlos por otros.