Las personas que tienen más de cuatro resfríos al año, y con una duración mayor a 10 días, podrían en realidad sufrir de rinitis alérgica e incluso de rinosinusitis, dos afecciones cuyos síntomas persisten a menos que se siga el tratamiento adecuado, advirtieron especialistas en alergia y otorrinolaringología durante el "Simposio sobre rinitis alérgica, rinosinusitis y poliposis nasal".
"La rinitis alérgica tiene una alta prevalencia, pero está sumamente subdiagnosticada y produce un deterioro en la calidad de vida cuando no se trata, llevando incluso a un mayor riesgo de asma", afirmó el especialista Juan Carlos Ivancevich. "Es lamentable llegar a esto porque actualmente disponemos de tratamientos eficaces para resolver el cuadro", agregó.
Según un sondeo nacional aproximadamente el 15 por ciento de los argentinos tiene rinitis, manifestada con síntomas como estornudos, secreción nasal y nariz tapada. Pese a que el 30,6 por ciento de los encuestados consideran que son alérgicos, menos de la mitad (48,8 por ciento) tiene diagnóstico de rinitis, asma o eczema. "Se ha observado mundialmente un aumento de la prevalencia de enfermedades alérgicas en general y de rinitis alérgica en particular, vinculado a la degradación del medio ambiente, la contaminación, el tabaquismo y otros factores", comentó Ivancevich.
"Rinitis es sinónimo de resfrío", afirmó Jesús Luis Barbón, secretario general de la Federación Argentina de Sociedades de Otorrinolaringología. "La diferencia es que, mientras el resfrío viral es autolimitado, es decir que cesa en 7 a 10 días, la rinitis alérgica persiste en el tiempo y los afectados continúan con secreción nasal y estornudos en forma cíclica".
La rinitis consiste en una inflamación de la mucosa nasal que produce congestión (obstrucción), estornudos a repetición (en salva), secreción nasal acuosa y constante (rinorrea), picazón en la nariz y enrojecimiento nasal. A menudo se acompaña de picazón en la garganta, oídos, paladar y ojos.
Aproximadamente el 50 por ciento de las rinitis tienen un origen alérgico y son detonadas por alergenos como polen, ácaros del polvo doméstico, hongos, insectos (cucarachas) y pelo y caspa de animales.
Entre las complicaciones de la rinitis no tratada se encuentran: infecciones de senos paranasales (rinosinusitis) y oído (otitis media); dificultades para el aprendizaje; alteraciones del sueño; pérdida del sentido del gusto y del olfato, asma y otras.
Durante el encuentro organizado por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAIC) y la Federación Argentina de Sociedades de Otorrinolaringología, con el auspicio de Laboratorios Phoenix, Ledit Ardusso, médico rosarino presidente de la AAIC, puntualizó que el tratamiento de la rinitis alérgica se basa en cuatro pilares: la farmacoterapia, la educación, la evitación del alergeno y en algunos casos, la inmunoterapia.
"Al igual que en el asma, contamos con medicación de rescate cuando el paciente está en una crisis alérgica, como es el caso de los corticoides intranasales en forma de spray, que se deben utilizar a diario para que las crisis sean cada vez más espaciadas", dijo.
Para un correcto uso de la medicación “el paciente tiene que ser consciente de su enfermedad, saber que se trata de una afección crónica y que necesita comprometerse con el tratamiento.
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