
Los propietarios aseguran que desde abril las reservas están en franca decaída. Pero mientras caen los viajes por placer, se refuerza la estadía "académica"
Con la crisis del 2001, gran cantidad de jóvenes de todo el mundo comenzaron a llegar al país favorecidos por el cambio. Paseos por la ciudad y visitas a los sitios emblemáticos de nuestra geografía (los glaciares, los viñedos, las cataratas) llevaron a la proliferación de hostels. Sin embargo, la debacle económica mundial y la pandemia de influenza A hizo que la actividad de estos albergues merme pronunciadamente.
De acuerdo a lo que aseguran los propietarios de hostels, se estima que en el mes de abril la caída de las reservas fue de entre un 30 y un 40 por ciento.
Sin embargo, los operadores de turismo afirman que la actividad no decayó en demasía, sino que los jóvenes (la franja de entre 19 y 35 años) ahora llegan al país con otras expectativas, como el aprendizaje del lenguaje o el estudio.
"La franja se compensa con los que viene de intercambio cultural o con convenios, de entre 20 y 25 años", explicó Gustavo Peirano, de Telmotango Hostel Suites.
A estos se suman los que realizan "turismo académico", es decir, los que vienen o a estudiar una carrera o a realizar algún curso que les suma horas cátedra. Todos ellos se alojan en casas de familia o en departamentos de alquiler temporario, informó el diario Clarín.




