miércoles, 1 de julio de 2009

En plena polémica, por la supuesta necesidad de cerrar todos los lugares de concentración masiva, el funcionario que enfrentó la pandemia en el país a

Mientras en la Argentina los principales distritos del país declaran la emergencia sanitaria ante el ataque del virus de la gripe A, México comienza a sobreponerse de la crisis sanitaria que significó ser el centro territorial de la pandemia declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Uno de los principales referentes en ese país en la lucha contra la influenza dialogó ayer con lanacion.com. Se trata de Miguel Angel Lezana, el director general del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades, quien adelantó a este medio parte de la experiencia que ese país va a compartir con ministros y expertos de Salud de los cinco continentes, en un evento internacional que tiene lugar en Cancún hasta pasado mañana.

El experto destacó que en este momento existe una situación completamente distinta respecto al virus H1N1 que la que ellos tuvieron que enfrentar a fines de abril, pocos días después de que la OMS informara por primera vez de su existencia. "El virus era completamente nuevo. Ahora se conoce mucho más de él. Se sabe que es sensible a los antivirales o que se pueden manejar casos en forma ambulatoria", detalló.

-¿Cómo fue el comienzo de la epidemia y cuáles fueron las principales medidas adoptadas?

Cuando se conocieron los primeros casos, el ministro Federal informó al presidente de la situación y se convocó a una reunión urgente para analizar y coordinar las primeras medidas, que posteriormente se anunciaron por cadena nacional. Lo que se resolvió fue suspender por un día las clases (en el ciclo básico y superior) en el DF y el estado de México. Pero durante el fin de semana (días 25 y 26) encontramos que se confirmaban más casos en otros lugares por lo que se anunció que el cierre iba a ser general en todo el país y que se prolongaría hasta el día 30, a la espera de más elementos de análisis.

-¿Cuándo resolvieron recomendar la no concurrencia a los lugares públicos?

Como la información indicaba que estábamos en un momento de gran intensidad de transmisión, se decidió prolongar la medida hasta el 10 de mayo y aplicar la reducción de la actividad económica en la ciudad de México entre el 1 y el 5 de mayo. Cerraron los centros de entretenimientos, los partidos se jugaron en estados vacíos y sólo se podía comprar comida para llevar. Eso fue sólo en ese período aprovechando que el 1 de mayo y el 5 son feriados en México. A partir del día 6 fueron levantándose progresivamente las medidas. Por ejemplo, abrieron los cines pero sólo se permitía la presencia simultánea de 50 personas en la función.

-¿Y fueron efectivas?

Fue una medida de gran impacto para estabilizar primero y, después, reducir la transmisión del virus. Entre los días 26 y 29 el número de nuevos contagios por día era de 400 personas promedio. Pero luego del 11 o 12 el número se redujo drásticamente a 80 promedio.

-¿La Argentina debería aplicar las mismas medidas?

Yo creo que lo que sería aconsejable es que se apliquen medidas focalizadas identificando dónde están los focos de transmisión porque existen costos económicos importantes.