martes, 26 de mayo de 2009

Los partos pueden ser placenteros y sin dolor


La reproducción humana se ha transformado, en el último siglo, de un hecho natural y humano en una atención deshumanizada, displacentera, cercenando el derecho de las mujeres al placer del parto normal, indoloro, educado, humanizado y respetado. Una de las mejores demostraciones de esta mala calidad de atención se expresa en las crecientes y altísimas cifras de cesáreas innecesarias que se producen en el mundo, especialmente en Latinoamérica, en nuestro país y en nuestra provincia”.
El anterior es uno de los párrafos iniciales del libro “Embarazado educado, parto placentero: crianza feliz”, del médico pediatra certificado neonatólogo Daniel Mirkin, que se presentó recientemente en la provincia y la semana pasada en la 35ª Feria del Libro que se realizó en Buenos Aires.
Las reflexiones del especialista resultan adecuadas en este momento, en que se conmemora la Semana Mundial del Parto Respetado, una celebración nacida en Francia en 2004.
En diálogo con LA GACETA, Mirkin enumeró los factores que inciden para que una mujer llegue temerosa al parto, a veces hasta el punto de que ella misma pide que le practiquen una cesárea. “Uno de los mayores problemas, en todo el mundo, es el embarazo no deseado, que hace que la madre desarrolle altos niveles de estrés durante todo el período de gestación y llegue al parto sin el deseo de tener un hijo o, lo que es peor, sin la información esencial para que el parto sea placentero”, explicó. Otros factores son la amenaza de perder el empleo o la situación económico social, dijo. En esos casos, destacó Mirkin, el bebé no es estimulado mientras está en el vientre materno y tampoco cuando nace. “A los chicos hay que hablarles. El lenguaje tiene un papel fundamental en el desarrollo intelectual y emotivo del bebé. Hay que tocarlos, arrullarlos, acariciarlos. El amor es lo más importante, incluso más que la lactancia materna”, afirmó.
El experto puntualizó que las mujeres tienen, sobre todo, miedo al dolor en el parto. “Eso provoca que estén contracturadas y nerviosas y, en consecuencia, sufren partos dolorosos”, advirtió.
Mirkin propone hacer un buen curso de psicoprofilaxis, durante el cual la mujer sea informada sobre cómo controlar los movimientos del bebé en el vientre, sobre qué pasará durante el parto y sobre cómo debe pujar, entre otros temas. “El Subsidio de Salud tenía, en 2004, un 85% de cesáreas. En agosto de 2007 dicté un curso. De las mujeres que lo hicieron, la mitad tuvo parto normal, corto e indoloro”, detalló.
En opinión del médico, la gran cantidad de cesáreas obedece tanto a los miedos de las primerizas como a los de algunos médicos. “Muchos no quieren usar fórceps, por ejemplo, por temor a los juicios de mala praxis. Por el mismo motivo, no quieren correr el riesgo de que se pase el tiempo justo en que debe nacer el bebé”, explicó. “Por lo general, se trata de médicos poco expertos. Pero también están los que buscan la propia comodidad. No es casual que los viernes sean los días en que se practica el mayor número de cesáreas”, señaló.
Asimismo, Mirkin mencionó que la medicina clásica no asume a la parturienta como una persona, “sino como un motor que debe funcionar, y si no lo hace, hay que intervenir”.