viernes, 4 de septiembre de 2009

Drogas y sus consecuencias para la salud


Entre más temprana sea la edad en que se inicia el consumo de drogas, mayor es el daño físico. Las ‘piteadas’, ‘jaleadas’ o ‘borracheras’, causan un deterioro concreto en la mente y el físico. La evidencia científica es tan categórica al respecto, que los esfuerzos por autoconvencerse que no pasa nada, son sólo un reflejo de no querer afrontar las cosas tal como son. Mientras más joven comience una persona a consumir drogas, más perjudicial será para su organismo. “Esto ocurre porque se encuentran en una etapa de desarrollo biológico, neurológico y sicológico que puede verse interferida por el ingreso de sustancias al cerebro que alterarían su funcionamiento”, explica la psicóloga Marcela Lara...

Las drogas son compuestos químicos que trastornan la forma en que nuestro cuerpo trabaja. Cuando entran en el organismo encuentran su camino al torrente sanguíneo y desde allí son transportadas a otras partes, como el cerebro. Desde ese lugar pueden intensificar o entorpecer los sentidos, como el de alerta o reducir el dolor físico.

Efectos en la salud

La marihuana y el alcohol son las drogas más consumidas por los adolescentes. “Posteriormente aparecen otras sustancias como la cocaína y en algunos grupos más vulnerables la pasta base”, señala la sicóloga. Conoce a continuación los efectos concretos que producen las drogas en tu salud:

Alcohol: En dosis altas afectan gravemente al juicio y la coordinación de las personas. Los bebedores pueden hablar de forma más lenta y sufrir confusión, depresión, pérdida de la memoria a corto plazo y tiempos de reacción lenta. Los grandes volúmenes de alcohol bebido en un breve periodo de tiempo ocasionan una intoxicación etílica.

Anfetaminas: Estas drogas aumentan la frecuencia cardiaca, la respiración, la presión arterial. Además, pueden provocar sudoración, temblores, dolores de cabeza, insomnio y visión borrosa. El uso prolongado causaría alucinaciones y paranoia intensa.

Cocaína y crack: Aumenta la frecuencia cardiaca, la respiración, la presión arterial y la temperatura corporal. Su consumo inyectable expone al individuo al contagio de la hepatitis o VIH, en el caso que se comparte aguja con otros adictos. Inhalarla podría promover la formación de un orificio en el revestimiento interno de la nariz. La persona está expuesta a sufrir ataques cardiacos o experimentar insuficiencia respiratoria.

Éxtasis: Sus efectos son una especie de hormigueo en la piel, una mayor frecuencia cardiaca, sequedad en la boca, calambres, visión borrosa, escalofríos, sudoración y náuseas. Muchos consumidores han manifestado sufrir depresión, paranoia, ansiedad y confusión.

Heroína: A largo plazo, destroza el cuerpo. Está asociada con el estreñimiento crónico, piel seca y problemas respiratorios. Los que se inyectan esta droga sufren a menudo colapso de las venas y en el caso de compartir la aguja corren el riesgo de contraer infecciones letales como el VIH, hepatitis B ó C y la endocarditis bacteriana (inflamación del revestimiento del corazón).

Marihuana: Eleva la frecuencia cardiaca y la presión arterial. A algunas personas se les enrojecen los ojos o tienen mucho sueño o mucha hambre. La droga también puede causar paranoia o alucinaciones. La marihuana tiene un efecto tan fuerte en los pulmones como los cigarrillos: los fumadores habituales tienen tos, respiración sibilante y resfriados frecuentes.