jueves, 27 de agosto de 2009

Esos inoportunos desmayos...

Los nervios de un acontecimiento social importante, una sala calurosa llena de gente, la visión de la sangre tras una extracción en el hospital... Son muchas y muy variadas las causas que pueden provocar o favorecer una actuación repentina y potente del sistema parasimpático.

El parasimpático, que forma parte del sistema nervioso autónomo, tiene como función principal mantener el estado de relajación de la mayoría de los sistemas del cuerpo (exceptuando sistemas como el digestivo, el urinario y el reproductor, donde tiene el efecto contrario). En ocasiones, pasa a tomar el control de forma rotunda hasta el extremo de hacer perder la conciencia a la persona. Se produce así el llamado síncope vasovagal causado por el parasimpático, la causa más frecuente de todos los desmayos y que una de cada cuatro personas sufrirá alguna vez en su vida.

Pero antes de explicarlo con profundidad, veamos un ejemplo de este fenómeno en una situación de estrés (Ay, los nervios del directo...)


(Cualquiera diría que la publicidad de después "Este mundial tumbamos a todos" fuera con recochineo y todo...)

¿Qué ha ocurrido? Ante una situación puntual de estrés, cada persona reacciona de forma distinta, aunque la mayoría responde ante el estrés con el sistema nervioso simpático. El cuerpo queda en un estado de alerta, la frecuencia cardiaca aumenta, la tensión arterial se eleva, el metabolismo se dispara... El individuo se prepara así para el acontecimiento. Sin embargo, a veces, esto no ocurre y la persona en lugar de mantenerse en alerta, se queda en un estado de inconsciencia y se desmaya. En lugar de prepararse, el sistema nervioso ha optado por hacer que la persona permanezca completamente inmóvil.

Esta estrategia, al igual que la del sistema nervioso simpático tiene una explicación adaptativa. Cuando el hombre se enfrentaba cara a cara a los peligros de la naturaleza, a veces, lo mejor no era prepararse para luchar o huir (sistema nervioso simpático), sino permanecer lo más quieto posible.