
Como especialidad médica, es reciente. Pocos profesionales se dedicaban a la nutrición porque, mientras el mundo anduvo justo de comida y no había sedentarismo ni tanta longevidad, no existían los problemas que surgieron al promediar el siglo 20.
Esto explica la gran preocupación por la ingesta alimenticia. En Occidente, la sobrealimentación, la comida chatarra (rápida y grasosa) y los malos hábitos provocan efectos tempranos en la infancia, y agudos en el adulto.
La Argentina es uno de los países donde conviven los tres cuadros sanitarios actuales: desnutrición, malnutrición y obesidad. Según una encuesta de alcance nacional, tres de cada 10 menores de 6 años tienen sobrepeso y, por lo menos, uno de ellos es obeso. Esos índices aumentan con la edad. Además, un tercio de los menores de 2 años sufre de anemia por falta de hierro y calcio. Las carencias vitamínicas se relacionan con la poca o mala comida, son producto de la pobreza o de la falta de educación.
Reeducación. "Las exigencias cotidianas, la contaminación ambiental, la alimentación chatarra y los cambios bruscos de peso deterioran el organismo. Esto se manifiesta en la predisposición a enfermedades como hipertensión, cáncer, diabetes y obesidad", observa Laura Nores, nutricionista del Hospital Privado, quien complementa a sus pacientes con un decálogo de rutina y comida.
Sin duda, el tipo de vida que llevamos propicia la mala alimentación. Pero se puede corregir. De ahí que el adulto sea el eje de todas las campañas, tanto para que viva mejor y evite enfermedades relacionadas con la comida, como para que aprenda a dar de comer a los más chicos. En este sentido, una visita metódica al clínico o dietista posibilita la reeducación o formación de una actitud frente a la mesa.
Pobre motor. "Los alimentos tienen una fuerte incidencia en el envejecimiento de todo ser humano", coincide Carlos Castells, presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición Clínica (Sanc) y jefe de área en el Sanatorio Diquecito. "Algunos son antioxidantes, es decir que previenen ese proceso y permiten prolongar la existencia. Además, se está investigando si el Alzheimer no está también ligado a los componentes malos".
Castells es un reconocido investigador de los nutrientes dietarios. Como principio básico, recuerda lo siguiente: "El metabolismo del cuerpo funciona como el motor de un auto, que se gasta más rápido cuando se lo mantiene acelerado. La ingesta excesiva apresura el desgaste físico, desde todo punto de vista".
Cocina argentina. Nuestra cocina puede ser sana, económica y simple. Para ello, hay que corregir o incorporar modalidades.
Excesos. El argentino promedio come mucho más de lo necesario, porque no sabe hacer sociales sin comer. En particular, abusa de:
Carbohidratos simples (harinas blancas refinadas, los chocolates y golosinas con mucha azúcar). También de las grasas provenientes de frituras. Las milanesas, empanadas, tortillas y otros platos se fritan, en lugar de buscar otras formas de cocción. La grasa es muy perjudicial para el organismo.
Proteínas rojas, cuyo consumo es abusivo en nuestro país. Lo ideal es comer carne vacuna o porcina sólo una vez por semana, y no más de 200 gramos. No hay que agregarles aceites o margarinas para cocinarla.
Pescado, frutas y verduras conforman la dieta ideal.
Cuidado con "las tres P": se trata del pollo, las pastas y los panes. Aunque es más digerible que las carnes rojas, en la cría industrial de pollo les suelen dar antibióticos y hormonas, a pesar de estar prohibidos. Esto los vuelve poco recomendables en una dieta antiedad. Las pastas y productos panificados en general son manufacturados con harinas blancas, que son portadores de comprobados efectos indeseables para el organismo. En la actualidad, se busca bajar este consumo y suplirlo por proteínas lácteas y vegetales, y por cereales y legumbres remojados y cocidos.
Mitos Instalados
Las verduras crudas son más sanas. No es cierto que al evitar la cocción se aprovechen todos sus nutrientes.
"No mezclar" adelgaza. La buena conducta alimenticia radica no sólo en la variedad de alimentos, sino en su preparación. Se deben combinar en forma correcta hervidos, cocidos y crudos.




