
Estamos habituados a asociar deporte con rendimiento físico , con cumplimiento de rutinas y competencia dejando en segundo plano otros aspectos aun más importantes.
A través del deporte aprendemos comunicarnos con nuestro cuerpo y a escuchar los mensajes que nos envía . Bajamos la ansiedad y nos ayuda a prevenir y controlar trastornos como el estrés o la depresión.
Ahora bien, de la misma forma en que una medicina mal administrada puede ser dañina el deporte se vuelve tóxico cuando el cuerpo pasa a ser solo una maquina a la que debemos exigir mayor potencia día a día.
No todos tenemos las mismas motivaciones a la hora de elegir iniciar una actividad física pero vale no olvidarnos que no hay salud sin equilibrio y que el deporte para ser saludable debe ser placentero y ayudarnos a descubrir tanto el potencial de nuestro cuerpo como a respetar sus limitaciones.




