
Que la mujer permanezca acostada durante las etapas tempranas del parto puede hacer que el proceso del nacimiento se haga más lento, de acuerdo con investigadores que hicieron una revisión de distintos estudios sobre este tema. Encontraron que el primer estadio del trabajo de parto era significativamente más corto para las mujeres que estaban arrodilladas o de pie, o que incluso caminaban o estaban sentadas, que para las que lo transitaban acostadas.
En Tucumán, el servicio de Maternidad del Hospital Avellaneda hace más de una década que puso en vigencia lo que denominó “parto respetuoso”, y las mamás eligen cómo tener a sus hijos. “Las mujeres dan a luz de paradas, en cuclillas, caminando o acostadas. Ellas eligen la posición que más les gusta y se las respeta”, comentó José Oscar Rogero, director del hospital
Para llegar a esta conclusión, analizaron datos provenientes de 21 estudios hechos en países desarrollados desde la década de 1960, que involucran en total a 3.706 mujeres. Los investigadores encontraron que la primera etapa del trabajo de parto era cerca de una hora más corta para las mujeres que adoptaban posiciones verticales, comparadas con aquellas que estaban acostadas.
A favor de la mujer
El parto y las complicaciones derivadas del embarazo constituían uno de los grandes determinantes de la baja expectativa de vida de las mujeres hasta fines del siglo pasado. Estudios hechos en poblaciones europeas del siglo XVII mostraban que la chance de una mujer de vivir más de 35 años era poca y que cada una de ellas, en promedio, sobrevivía a cinco partos. El siglo XX trajo cambios fundamentales en las prácticas médicas, que afortunadamente modificaron rotundamente esas cifras a favor de las mujeres.
Muchos consideran el nacimiento -la salida del útero materno- como el inicio de la vida de una persona. La mujer comienza el parto mediante contracciones uterinas regulares, que aumentan en intensidad y frecuencia, y van acompañadas de cambios fisiológicos en el cuello del útero.
El parto se asiste a veces con medicamentos, ciertos anestésicos y hasta una posible episiotomía (incisión quirúrgica en los músculos de la vagina y del periné de la mujer) que se hace para ampliar el canal por donde sale el feto y evitar desgarros en la musculatura del suelo de la pelvis. No obstante, la episiotomía tiene sus detractores, y hasta hay una página web (http://www.episiotomia.info) donde se denuncia a las episiotomías rutinarias como algo inadmisible en pleno siglo XXI.
En el parto natural el bebé nace atravesando la vagina materna, con asistencia de poca o ninguna tecnología y sin la ayuda de fármacos. Comúnmente tiene lugar con la madre acostada y sus pies sostenidos a la altura de los glúteos, para favorecer la fisiología del parto.
El parto vertical y natural es aún controvertido. De hecho, históricamente el ser humano siempre ha tenido el parto en posiciones más o menos verticales del tronco. Una de las posturas más utilizadas es la de cuclillas, como asimismo la de sentada o semisentada con los muslos flexionados sobre el abdomen. Esto también permite a la mujer ver el nacimiento de su hijo, motivándola a pujar en forma más efectiva, al margen de permitir un mayor control de la situación.




